jueves, 22 de junio de 2017

URUGUAY FIRMA CONVENIO PARA CONCRETAR MEDIDAS DE OCDE SOBRE PROYECTO BEPS

ECONOMÍA Y EMPRESAS IMPUESTOS Y LEGAL
Uruguay adopta medidas para prevenir erosión de bases imponibles y desplazamiento de utilidades
Junio 21, 2017 

Uruguay firmó un convenio a los efectos de concretar algunas de las medidas propuestas por la OCDE en el marco del proyecto BEPS


Uruguay firmó un convenio a los efectos de concretar algunas de las medidas propuestas por la OCDE en el marco del proyecto BEPS, cuyo propósito es combatir el uso de mecanismos tendientes a provocar situaciones de no imposición internacional basados en el uso de formas que no condicen con la sustancia de las operaciones. La estrategia utilizada para acelerar el proceso de incorporación de estas nuevas disposiciones a los tratados ya suscritos consiste precisamente en la suscripción de un convenio multilateral (CM) en el cual los países firmantes manifiestan la aprobación de sus disposiciones y a la vez mencionan cuales de los CDI ya suscritos desean que se vean afectados. Uruguay ha incorporado CDI suscritos con veinte países lo cual significa una gran cantidad de los convenios vigentes.

Contenido del convenio

a. Mecanismos híbridos

Se trata de situaciones en que una misma operación o entidad es tratada en forma diferente por los dos países firmantes de un CDI con la consecuencia de provocar situaciones de doble no imposición o reducida imposición.

Entidades transparentes. Son aquellas que de acuerdo a la legislación interna no tributan en el país de residencia sino en el de la residencia de los partícipes en su capital. En general, el CM introduce disposiciones que restringen la aplicación de los CDI a las entidades residentes cuyos ingresos sean tratados como tales en los países firmantes, buscando evitar así que una entidad trasparente puede acceder a los beneficios de un CDI cuando no tributa en el Estado de su residencia.

Entidades con doble residencia. En el caso que, por disposiciones de CDI, una entidad pudiera considerarse como residente en más de un país sin que exista un criterio claro de resolución, ambos países deberán acordar de que jurisdicción se considerará residente dicha entidad a los efectos del convenio. En caso que no exista un acuerdo, la entidad no podrá beneficiarse de las exenciones establecidas en el convenio.

Métodos para eliminar la doble imposición. El CM prevé distintas disposiciones a incorporar a los CDI tendientes a evitar situaciones de doble no imposición fruto del aprovechamiento de exenciones o créditos por impuestos a la renta y al capital otorgados por el país de residencia, a los que estarían sujetos en el país en que se obtiene la renta o se radica el capital, cuando en realidad existe una exención o una imposición reducida en este país.

El convenio modifica tratados ya suscritos por el país con el fin de introducir disposiciones encaminadas a prevenir figuras de abuso de los tratados.

b. Abuso de CDI

El CM contiene disposiciones tendientes a evitar el denominado "Treaty Shopping" que consiste en utilizar entidades vinculadas residentes en un país firmante de un CDI como mero vehículo para el aprovechamiento de disposiciones convenientes del Convenio, sin que dichas entidades lleven a cabo tareas relevantes en el país de su residencia.

c. Evitación de la configuración de EP

EP agencia. Se incorporan disposiciones tendientes a flexibilizar el requisito para la configuración de un EP de este tipo de que el agente represente a la entidad del exterior en la suscripción de contratos, frente a situaciones en que habitualmente juega el papel principal manejando la negociación de los contratos, que son luego ratificados rutinariamente sin modificaciones por la entidad del exterior.

EP empresa. Se recalifican las situaciones descriptas en los CDI que dan lugar a la no configuración de EP (instalaciones o depósitos con el único fin de almacenar, exponer o entregar bienes; de ser transformados por otras empresas y lugares fijos con el único fin de comprar bienes o recoger información, etc.) incorporando la noción de que deben ser además actividades de tipo auxiliar o preparatorio.

EP construcción. Se introducen cláusulas tendientes a evitar la configuración del EP de este tipo –para lo cual se requiere un período mínimo de duración de la obra- por la vía de la fragmentación de las actividades y/o la adjudicación a varias empresas vinculadas.

Vigencia

La entrada en vigencia de las modificaciones a los CDI suscritos por Uruguay dependerá de un mecanismo de cierta complejidad que se deberá iniciar con la aprobación del CM por el Parlamento nacional.


viernes, 16 de junio de 2017

INSTRUMENTOS FINANCIEROS DERIVADOS: INCÓGNITA FISCAL?

ECONOMÍA Y EMPRESAS ANÁLISIS EY
Instrumentos financieros derivados: una incógnita fiscal cada día más clarificada
Junio 16, 2017 
Por Cra. Mercedes Oliver y Cra. Romina Cha


¿Cuál es el tratamiento fiscal de este tipo de instrumentos aplicable a los contribuyentes del IRAE?


En los últimos años se ha discutido el tema de que nuestro país no contaba con una normativa específica que consolidara el tratamiento fiscal de los Instrumentos Financieros Derivados (IFD). Esta situación de incertidumbre culminó con la promulgación de la Ley N° 19.479 el pasado mes de enero y con la reciente publicación del Decreto N° 115/017; ambas reglamentaciones surgen con el objetivo de llenar este vacío. Consideramos que la reglamentación de este tipo de instrumentos es un tema relevante en la economía uruguaya, ya que las operaciones con derivados son cada vez más frecuentes, utilizados especialmente en el sector agropecuario para cubrir riesgos vinculados a los cambios de precios internacionales.
A continuación, detallaremos las principales implicancias fiscales de este tipo de operaciones para los contribuyentes del Impuesto a la Renta de las Actividades Eco¬nómicas (IRAE).

¿Qué es un IFD?

Desde el punto de vista fiscal, un IFD es un contrato a través del cual las partes involucradas acuerdan realizar transacciones en el futuro, preestableciendo determinados parámetros al momento de la celebración del mismo. El valor de este tipo de instrumentos deriva del valor de otro activo (activo subyacente), y puede ser utilizado tanto para cubrir riesgos o con fines especulativos.

¿Cuál es el impacto en el IRAE?

La renta proveniente de este tipo de instrumentos será considerada de fuente uruguaya y, por lo tanto, se encontrará alcanzada por el impuesto en referencia. En caso de que dichos instrumentos generen una renta positiva, ésta se encontrará gravada por IRAE a la tasa del 25%. De lo contrario, si se obtiene una renta negativa será deducible, siempre que la contraparte o intermediario no sea una entidad residente de países o jurisdicciones de baja o nula tributación. Es importante mencionar que en caso de resultar una renta negativa, no será considerada como gasto financiero a efectos de su deducción.

¿En qué momento se configura la renta de un IFD?

La renta se computará al momento de la liquidación del referido instrumento; o sea con el pago, la cesión, enajenación, compensación o vencimiento del mismo. Es decir que para este tipo de operaciones no se considerará el criterio de lo devengado a efectos de la determinación de la renta.

¿Cómo se determina la renta de fuente uruguaya de un IFD en caso de que las rentas obtenidas por el contribuyente no se encuentren alcanzadas en su totalidad por el IRAE?

Si los ingresos gravados por IRAE no superan el 10% de los ingresos totales obtenidos por el contribuyente (sin considerar los ingresos generados por los IFD), la renta de fuente uruguaya correspondiente a dichos instrumentos será el 5% del monto resultante de compensar las ganancias con las pérdidas admitidas mencionadas anteriormente siempre que el monto compensado resulte positivo, si resulta negativo corresponderá aplicar la misma relación.

¿A partir de cuándo debemos aplicar el tratamiento fiscal antes mencionado?

Se deberá aplicar a aquellos instrumentos liquidados a partir de la vigencia de la Ley que los reglamenta, es decir los liquidados con posterioridad al 31 de enero de 2017.




viernes, 9 de junio de 2017

CONTROL INTERNO EN ARMONÍA: MODELOS DE NEGOCIO Y VELOCIDAD DE CAMBIOS DEL ENTORNO

ECONOMÍA Y EMPRESAS ANÁLISIS EY
¿El control interno de su organización se encuentra en armonía con el negocio?
Cra. Patricia Prezioso (Integrante del Dpto. de Advisory de EY Uruguay) y Lic. Guillermo Clavell (Manager del Dpto de Advisory de EY Uruguay)


Los modelos de negocio se ven cada vez más presionados a responder constantemente a los cambios del entorno

La velocidad y cantidad de cambios que se vivieron en los últimos años han alterado el entorno empresarial y los modelos de negocio se ven cada vez más presionados a responder constantemente a esos cambios.

Asimismo, el control interno de las organizaciones se ha visto afectado. Algunos eventos de riesgo se ven con mayor frecuencia, tales como brechas de ciberseguridad, fraude y prácticas de corrupción. Lo anterior ha causado un incremento de las actividades regulatorias en respuesta a los eventos del mercado.

Sin embargo, en un estudio realizado por EY Global, se ha visto que el sistema de control interno de las organizaciones no ha sido modificado lo suficiente. Es por ello que las organizaciones tienen varias oportunidades de mejorar su ambiente de control interno, redefiniendo roles y responsabilidades, aumentando la colaboración entre las distintas áreas, mejorando la comunicación con terceros e incrementando la efectividad y eficiencia de los controles internos.

Un modelo integrado de riesgos y controles

La gerencia es responsable del proceso de identificar, gestionar y monitorear riesgos clave y del control interno, dando lineamientos a nivel general e impulsando una cultura de prevención de riesgos. Diversos estudios han mostrado que una adecuada gestión de riesgos tiene un impacto positivo en los resultados de largo plazo de las organizaciones.

Establecer una estructura de gobierno, mediante la adecuada definición y coordinación de un modelo de riesgos y controles, es la piedra angular de un buen programa de gestión de riesgos. Las organizaciones deben definir claramente las responsabilidades en las actividades de gestión de riesgos y control interno, para permitir que la coordinación, comunicación y reporte sean efectivas.

Si bien cada organización definirá un modelo de riesgos y controles específico, hay algunos elementos en común a tomar en cuenta.

En el año 2013 el Instituto de Auditores Internos (IIA por su sigla en inglés) emitió un paper en el que se definen algunas posiciones respecto del modelo de "Tres líneas de defensa" (LOD por su sigla en inglés). Este modelo provee una manera simple y efectiva de mejorar las comunicaciones relacionadas a la gestión de riesgos y el control interno, aclarando los roles y responsabilidades de las distintas partes.

Con el objetivo de implementar un adecuado modelo de riesgos y controles, la Auditoría Interna de cada organización puede jugar un rol importante, brindando seguridad acerca del programa de gestión de riesgos, e incluso validando o realizando testeos sobre el control interno. La independencia, objetividad y conocimiento de la función de Auditoría Interna, puede permitir a la administración y a auditores externos tener mayor confianza sobre su trabajo.

Utilización de modelos de madurez para mejorar el ambiente de control interno

A la hora de buscar mejoras en el ambiente de control interno, un enfoque posible es utilizar un modelo de madurez probado y estructurado en los componentes principales. El siguiente modelo se basa en el ICFR (control interno para reportes financieros) y es útil para evaluar el estado actual, definir el estado futuro e identificar acciones concretas que permitirán realizar el cambio.

Algunos de los factores que se evalúan en cada categoría son:

Gobierno

· Modelo del gobierno del control interno

· Definición clara del programa de controles

Recursos

· Definición clara de roles y responsabilidades

· Supervisión de terceras partes involucradas

· Confianza del auditor independiente respecto de las actividades de control de la administración

Métodos, prácticas y tecnología

· Diseño de controles y documentación

· Eficiencia de los controles financieros y no financieros

· Facilitar nuevas tecnologías



lunes, 5 de junio de 2017

ERRORES EN LA CONFECCIÓN DE LOS CERTIFICADOS DE ORIGEN

Los errores en la confección de los certificados de origen
Consecuencias prácticas a nivel tributario y sancionatorio
Por Pablo Labandera


Una de las características del sistema de comercio internacional actual, es la existencia de numerosos Acuerdos de Libre Comercio Preferenciales (ALC), más de trescientos, que constituyen –a nivel mundial– un complejo entrecruzamiento de aperturas comerciales donde se superponen distintos ritmos de desgravación arancelaria, normas de origen dispersas y diferentes tratamientos comerciales.

Dichos ALC, de alguno de los cuales nuestro país forma parte (Mercosur, ALC con México, etc.), ofrecen acceso preferencial a varios mercados y viceversa. Pero para aprovechar estas ventajas competitivas, es necesario estar seguros de que las mercancías califican como originarias de los países exportadores, según los criterios acordados en el ALC. Estos criterios se denominan reglas de origen, y su determinación se basa en el origen de los insumos utilizados, su calificación arancelaria y su contribución al valor de la mercancía final. Con esta información se puede evaluar la eligibilidad para las preferencias arancelarias acordadas. Así, el origen, se acredita mediante un Certificado de Origen (CO), el que – gozando de una presunción de legitimidad – es librado por el propio exportador o emitido por una Entidad Certificadora, reconocida por los Estados Parte del ALC.

Ahora bien, en la confección de los CO, huelga decirlo, pueden cometerse errores que cuestionen el contenido del mismo, y ello posee una enorme trascendencia práctica, ya que si ese error lleva a descartar el origen de la mercadería, los operadores intervinientes deberán abonar el arancel externo común y además, serán castigados con una sanción (multa).

Por tanto, resulta trascendente determinar qué tipo de error modifica la calificación del origen. Si lo es, cualquier "error no formal" (por ejemplo en la mención de la partida arancelaria, o en el artículo del ALC que establece un criterio de origen), como lo sostiene invariablemente – a nuestro criterio en forma equivocada – la Administración Aduanera; o si el error invalidante, susceptible de generar la pérdida de la preferencia acordada merece un plus de incumplimiento.

Cualquier error que no implique falsificar o desnaturalizar la información aportada, esto es, cualquier error que se vincule a la elaboración del certificado de origen correspondiente, deberá ser considerado como un "error formal" y por tanto, susceptible de ser saneado. La gran mayoría de la Jurisprudencia y Doctrina nacional e internacional, se han pronunciado en el sentido postulado. Por tanto, creemos que no puede castigarse con la pérdida de una preferencia arancelaria y la imposición de una sanción, un error que no sea el correlato inmediato de una maniobra, ardid o procedimiento doloso que apunte a obtener de manera espuria e irregular una ventaja arancelaria o tributaria. Así, el que en un CO –por ejemplo– figure una incorrecta clasificación arancelaria de la mercancía, no puede invalidar el certificado como tal, ya que el objeto del mismo es acreditar que la mercancía a que se refiere es realmente originaria de un determinado país, y no, acertar con la correcta clasificación arancelaria de la misma, aunque por supuesto, ello sea deseable. Resulta, por tanto, absolutamente improcedente la práctica – basada, en el mejor de los casos, en criterios de actuación administrativa que, como es lógico, no son fuente de Derecho – de nuestra Aduana, que rechaza aquellos CO en los que – por ejemplo – no figura la correcta clasificación arancelaria de las mercancías a que se refieren, o en los cuales ha sido mencionada en forma errónea la disposición del ALC que recepciona el criterio de origen correspondiente.

¿Por qué afirmamos que no puede castigarse con la pérdida de una preferencia arancelaria y la imposición de una sanción, un error que no sea el correlato inmediato de una maniobra, ardid o procedimiento doloso ?, fundamentalmente por tres razones, a saber: primero, porque la finalidad perseguida por los Estados Partes al momento de constituir un ALC, es la integración y la complementación de sus sectores productivos, en síntesis, proteger y estimular a los productos "originarios", que a pesar del error cometido, sigan siéndolo; segundo, porque el CO es meramente instrumental, siendo un medio de prueba que facilita la tarea de imputar la mercadería al arancel especial al cual ampara, pero no tiene carácter sacramental, ya que de otra forma, y ante cualquier anomalía que el certificado presente, se debería desechar el mismo, desvirtuándose en la práctica mediante exigencias meramente formales, los acuerdos en los cuales nuestro país se encuentra inserto, y; tercero, porque la presunta responsabilidad que se intenta atribuir en los casos de error que no provengan de una maniobra dolosa, no puede ser analizada de manera rígida. Así, en nuestro Derecho no existe responsabilidad toda vez que el tercero demuestre plenamente su calidad de extraño al acto fraudulento.

En síntesis, el eventual error cometido, no puede "convertir" en "no originario", un producto que cumpla con todos los requisitos exigidos para ser considerado como tal, al amparo del ALC oportunamente celebrado entre los Estados. Eso sí, si se ha mentido sobre los criterios de calificación del origen, entonces el CO deberá ser descartado y los operadores sancionados.



OCDE: OPORTUNIDAD PARA URUGUAY Y EL MERCOSUR

OPINIÓN CONSULTOR TRIBUTARIO/ CARLOS LOAIZA
La OCDE: Una oportunidad para Uruguay y para el Mercosur
Por Carlos Loaiza


La organización representa cerca del 80% del PIB y del 70% del comercio mundiales

En abril pasado el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, presentó en París el "Plan de Acción Argentina & OCDE 2016-2017", un serio reflejo del decidido propósito del gobierno de Mauricio Macri de que la Argentina ingrese a esta organización como miembro.

Uruguay supo conocer el peor rostro de la organización en abril del 2009, cuando ésta lo incluyó en la lista negra de naciones que no adherían a su estándar de intercambio de información con fines tributarios. Sin perjuicio de ello, desde ese mismo momento hemos sostenido que el ingreso a la OCDE era una excelente idea para Uruguay,[1] como lo es para la Argentina y todos los demás países que se lo están proponiendo, y así lo acabamos de reiterar en un trabajo académico impulsado por Pharos, el Think Tank de la Academia Nacional de Economía del Uruguay, de reciente publicación.[2]

¿Por qué? Pues porque la OCDE representa hoy cerca del 80% del PIB y del 70% del comercio mundiales, y ha emergido como la herramienta técnica de la que se vale el G20 para legitimar el diseño de la arquitectura política, económica y social en aspectos clave. De hecho, la OCDE ya advertido en dos estudios multidimensionales cuáles son los aspectos esenciales a reformar en el Uruguay, coincidentes con lo que la mayor parte de los analistas identifican como obstáculos para un desarrollo sostenible (educación, infraestructura, buen gobierno de empresas públicas, entre otras.

Aunque la OCDE tiene algo todavía más importante que la representatividad y potencia técnica: su método eficaz para hacer que las cosas sucedan (enforceability), basado en la transparencia estadística, comparación (benchmarking) y permanente presión de los pares (peer pressure). Esto fue esencial en las profundas reformas que realizó Chile en su proceso de incorporación, y en el giro de Uruguay en el ámbito tributario, que los argentinos bien conocen.

En nuestra investigación para Pharos se evidenció que la OCDE trae otras ventajas cuantificables para sus miembros:[3] aquellos países que ingresaron últimamente, o están avanzados en ello, han reducido sus barreras operativas a la productividad en cerca de un 15% y las barreras institucionales en un 10%, mientras que países comparables que no iniciaron el proceso, como la Argentina, redujeron sus barreras en tan solo un 6% en promedio, particularmente por la debilidad institucional. Además, según el resultado de la investigación, ingresar a la OCDE hace más atractivo al país para captar inversión y mejora la calificación internacional de la deuda pública.

Claro que querer entrar en la OCDE no es lo mismo que lograrlo. Se ingresa siempre por invitación, luego de un arduo proceso de reformas que suele tomar años. Los únicos miembros latinoamericanos son hoy México y Chile, pero Colombia inició su proceso en 2013 y Costa Rica en 2015. Perú se ha embarcado en una crompometida campaña y, según ha trascendido, Brasil, aunque sumido en una grave crisis política, está procurando aprovechar su actual estatus privilegiado –enhanced engagement–, para seguir un fast-track hacia la membresía.

Parece ser que luego de tantos años, aquella peregrina tesis de no demonizar a una institución que nos imponía mucha presión y aprovechar dicha presión en nuestro favor, que sostuve respecto de Uruguay en 2009 tomando como modelo a Chile, se ha visto confirmada por el creciente interés de muchas democracias liberales de nuestro continente. Este hecho no es trivial, pues pese a que la OCDE no pretende ampliar indefinidamente el club, existe a mi juicio una oportunidad única de presentar una candidatura como región, con la Argentina y el Brasil, consistente con las negociaciones de un Acuerdo Comercial crucial entre MERCOSUR y la UE, para el que según se supo, existe voluntad política. La región supone un significant player atractivo para la OCDE en su intento de aumentar representatividad, y es para este MERCOSUR desorientado una gran oportunidad de resignificar su sentido y ganar institucionalidad.

Para ser exitosos, habrá antes que nada tomar en cuenta el grado de consenso social que existe en nuestro país. Según la investigación que llevamos a cabo, no existe un rechazo explícito a que Uruguay ingrese a la OCDE por parte de los actores más relevantes de nuestra sociedad, pero existen matices, y mientras los formadores de opinión y políticos lo ven más claridad, empresarios y sindicalistas oponen más reparos. Es esencial comunicar con precisión y profundidad los beneficios de ser parte de la organización.

También habrá que estar muy atento al evidente desafíos que impone la inestabilidad política de Brasil, y la incertidumbre que pesa sobre la propia OCDE, a partir de la nueva política exterior de su principal contribuyente, Estados Unidos. Pero soy de los que creen que individuos y países deben aspirar siempre a la excelencia y medirse con los mejores. Y quienes producimos pensamiento, tenemos el deber de alentarlo y fundamentarlo, aunque parezca ilusorio, como supo hacer un preclaro Ortega y Gasset al proponer, cuando resultaba aún inconcebible, una España más europea.[4]

Uruguay, además, ya ha cumplido muchas de las exigencias de la OCDE en una materia concreta, la más urticante para muchos, las normas de índole tributaria, y no muestra grandes avances en otras de gran importancia como educación y buen gobierno de empresas públicas. Esto lleva a una situación que puede penalizarnos, por haber cumplido con una parte importante de las invectivas de la organización y no por ello estar más cerca de ser miembro pleno, con los beneficios antes señalados. Si bien debe reconocerse que sí se ha existido un acercamiento, particularmente desde que formamos parte de su Centro de Desarrollo, la opinión de expertos es concluyente en el sentido de que ello no es suficiente y que países que se han propuesto seriamente ingresar a la OCDE han debido hacer campañas explícitas en lo interno y externo, como fue el caso de Colombia, Costa Rica, y ahora mismo de Perú, la Argentina y probablemente Brasil. Debemos acercarnos a nuestros vecinos del MERCOSUR y coordinar una estrategia regional, que revitalizaría un MERCOSUR que languidece y generaría un atractivo especial para la OCDE, al presentar una región significativa. De lo contrario, corremos el riesgo de que nuevamente perdamos una gran oportunidad.


Hoja de ruta hacia la OCDE

Por Ignacio Munyo

El camino de ingreso a la OCDE es largo. Más allá de acercamientos, visiones comunes, cooperación, intercambio de información y expresiones de voluntad, es necesario cumplir con una hoja de ruta. El país candidato se tiene que comprometer a avanzar en las áreas en las que se encuentra rezagado con respecto a los estándares mínimos de la OCDE.

En un reciente trabajo que hicimos para Pharos, analizamos las hojas de ruta acordadas por cada uno de los países que ingresaron a la OCDE desde 2010 (Chile, Israel, Letonia, Eslovenia y Estonia), y los que están en proceso para ingresar (Colombia y Costa Rica). Con esta información y la situación actual de nuestro país en las distintas áreas comprendidas por los comités de la OCDE, a continuación esbozo lo que probablemente sucedería en el proceso de ingreso como miembro pleno.

Con el Comité de Asuntos Fiscales ya hicimos los deberes. En materia tributaria estamos más que alineados con lo que exige la OCDE.

Con el Comité de Inversiones no habría mayores inconvenientes. Uruguay cumple con las prácticas recomendadas de no discriminación, seguridad jurídica y apertura a los movimientos internacionales de capitales. Lo mismo sucedería, probablemente, con el Grupo de Trabajo sobre Corrupción en Transacciones de Negocios Internacionales.

El Comité de Mercados Financieros no tendría inconveniente en ponernos el tic. Tal como se exige, tenemos una economía de mercado suficientemente abierta con un sistema financiero sólido y transparente. También lograríamos un rápido tic del Comité de Seguros y Pensiones Privadas que vela por un sistema sólido y por proteger los derechos de sus miembros y beneficiarios.

Nos iría bien con el Comité de Desarrollo Económico. Tenemos una política macroeconómica robusta y un sistema financiero sólido, incluso en casos de shocks económicos. Es muy probable que nos dieran el visto bueno el Comité de Agricultura y el Comité de Pesca que velan por prácticas sustentables.

No creo que tuviésemos inconvenientes con el Comité de Política Científica y Tecnológica que analiza las políticas y buenas prácticas referentes al acceso, uso y gestión de datos para la investigación, así como la voluntad de promover cooperación tecnológica internacional. Tampoco nos traería dolores de cabeza el Comité de Política de Economía Digital, que vela por la protección de los datos personales de los individuos y la cooperación para la ejecución de las leyes de privacidad; ni el Comité de Política del Consumidor, que analiza los iniciativos que fomenten el conocimiento de los derechos y obligaciones de los consumidores.

Con el Comité de Prácticas de Gobierno también aprobaríamos. Tenemos la integridad del sector público requerida: estructura sólida de gobierno, separación de poderes y un sistema judicial creíble. Por más que sean mejorables, tenemos indicadores de desempeño del gobierno. Tendríamos un tirón de orejas en la materia de disciplina fiscal y asignación eficiente de los recursos públicos.

No habría problemas con el Comité de Políticas Regulatorias que busca la coherencia en las instituciones y procesos para asegurar una política sólida de desarrollo. Ídem con el Comité de Política de Desarrollo Territorial, que mira el grado de desarrollo regional de estrategias que fomenten la competitividad.

El Comité de Salud se preocuparía por la sustentabilidad financiera del Fonasa, pero no dejaría de darnos la tranquilidad de que tenemos un sistema de salud que provee servicios seguros a todos los grupos sociales.

No podría aventurar si el Comité de Empleo y Asuntos Laborales y Sociales se metería con la baja flexibilidad del mercado de trabajo, aunque seguro se quedaría conforme con el sistema de protección social existente.

El Comité de Comercio analizaría el grado de protección de los derechos de propiedad intelectual y no sabría hasta dónde podría llegar. También habrá que ver cuán alineados estamos con el Comité de Política Medioambiental y Comité de Químicos. Desde ya que cualquier ajuste para mejorar el uso eficiente y seguro de los recursos naturales y productos químicos, y reflejar el costo social de su uso, desperdicios y contaminación, es bienvenido.

Bienvenida sea cualquier mejora que nos imponga el Comité de Estadísticas para mejorar la calidad de los datos con metodologías y disponibilidad comparable con países de la OCDE. Lo mismo se aplica para la interacción con el Comité de Competencia, que busca asegurar aplicación de leyes de competencia, identificar y revisar políticas públicas cuyos objetivos pueden ser alcanzados con menos efectos anticompetitivos, que tal vez nos fuerce a ajustar nuestra institucionalidad en la materia.

Las exigencias más profundas llegarían con el Comité de Política Educativa que busca asegurar la calidad y eficacia de la educación. Para ello propone usar incentivos e información para guiar el desarrollo de habilidades, mejorar los resultados académicos y promover la equidad de las oportunidades educativas.

También llegarían exigencias relevantes desde el Comité de Gobierno Corporativo, en lo que tiene que ver con las empresas propiedad del Estado. Con certeza nos pedirían cumplir una serie de buenas prácticas de gobierno corporativo de las empresas del Estado y sobre las cuales es difícil no estar de acuerdo.

Si el ingreso a la OCDE tan solo nos forzara a avanzar de la mano de estos dos últimos comités en los que estamos más rezagados, sin duda que el proceso sería una gran inversión para el país.

[1] "Ser o no ser: Uruguay y los estándares OCDE" y "Ángeles y Demonios", en El Observador de Montevideo, 19/04/09 y 12/11/09.

[2] "Uruguay miembro de la OCDE: Un camino al desarrollo", Montevideo, 2016.

[3] "Uruguay miembro...", cit. p. 57 y ss, en capítulo preparado por el Ec. Ignacio Munyo.

[4] En Viajes y Países, Revista de Occidente, Madrid, 1959, p. 9 y ss.




UNA OPORTUNIDAD CON BENEFICIOS: MEMBRESÍA DE LA OCDE

UNA OPORTUNIDAD CON BENEFICIOS
Membresía de la OCDE y sus consecuencias positivas



A la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se la conoció "en 2009 como un organismo frío que ponía reglas", cuando Uruguay fue incluido en una lista (primero negra y luego gris) de países que incumplían con los estándares tributarios globales. Pero pasaron los años y dado el acercamiento que el país ha tenido con el organismo, se plantea la posibilidad de iniciar el proceso para recibir una membresía de la OCDE, un hecho que "tendría consecuencias positivas" según un trabajo académico presentado recientemente.

"La intimidad con este centro de creación de pensamiento crítico y políticas públicas (la OCDE) puede traer beneficios concretos en materia de buenas prácticas, economía y mejora reputacional internacional. Las reformas imprescindibles en nuestro país, que no son normalmente populares para el pensamiento conservador, y que la propia OCDE identificó en su análisis multidimensional —educación, integración e infraestructura principalmente—, pueden llevarse a cabo con mayor eficacia dentro del marco de un proceso como el del ingreso a la OCDE, por presuponer éste una homologación y fiabilidad de la información, benchmarkings (proceso de toma de referencia de los mejores aspectos de otros para adaptarlos a la realidad propia) con países más desarrollados, y estar dotado de un grado de coerción o enforceability que ha dado sobradas muestras de ser efectivo, a través del sistema del peer review y peer pressure, o presión por los pares", analiza el libro "Uruguay miembro de la OCDE: un camino al desarrollo" (ver aparte).

También concluye que "el proceso de ingreso a la OCDE puede traer consigo externalidades positivas en política interna para Uruguay, al fomentar la unión nacional en torno a un proyecto común, y al servir como legitimación técnico-política para que un gobierno sea capaz de emprender las reformas imprescindibles para hacer a nuestro país competitivo y moderno en el mundo de hoy".

El análisis incluye una sección que analiza los efectos concretos y palpables que trajo en otros países tanto el proceso hacia la membrecía como su concreción. "Los países que han ingresado recientemente a la OCDE presentan datos en línea con una reducción continua de las barreras para el desarrollo. En varios casos, la reducción es mayor a la observada en el mismo lapso en países comparables que no iniciaron el proceso de ingreso a la OCDE. En materia de manejo macroeconómico, por otra parte, también se observan ganancias", señala el libro.

Además, se realizó un trabajo de campo para conocer la opinión de la sociedad uruguaya sobre la OCDE, en el entendido que el camino hacia la membresía debe ser acompañado y respaldado por un consenso social. Se consultó a políticos, empresarios, sindicalistas y formadores de opinión.

La conclusión en este último punto fue que "no hay un rechazo explícito al ingreso de Uruguay a la OCDE" aunque existen matices entre los diferentes grupos: mientras los políticos y los formadores de opinión dan "relevancia" a la membrecía y "coinciden en riesgos y beneficios", los empresarios y sindicalistas "están bastante más alejados del tema" y se muestran "más en alerta sobre los riesgos del proceso".

Mesa redonda.
El libro fue presentado el miércoles pasado con una mesa de expertos que analizó su contenido y las ventajas de sumarse a la OCDE, de la que formaron parte el economista Gabriel Oddone de CPA Ferrere, el diplomático Agustín Espinosa (catedrático de Relaciones Internacionales e Integración en la ORT) y Christian Daude, un uruguayo que trabajó en la oficina de la Economista Jefe de OCDE y ahora es director de Investigaciones Socioeconómicas de CAF.

"Mi respuesta es sí a la OCDE", dijo Oddone. "Me permite relacionarme con países que como soy chico no tengo tanto contacto comercial", justificó. Contó que colegas de Chile —que ingresó en 2010— le decían "que no les trajo gran cosa, pero les dio capacidad de negociación para hacer reformas" con el argumento de que eran pedidas por el organismo.

Espinosa planteó que Uruguay viene realizando "un acercamiento progresivo y selectivo a la OCDE" que consideró "la estrategia correcta hasta lograr un consenso a nivel país", lo que subrayó no se alcanza por decisión del Poder Ejecutivo sino incorporando a toda la sociedad al debate.

Mientras que Daude indicó que la membrecía de la OCDE "es como una ISO 9001, un certificado de políticas públicas de cierta calidad". A su vez, aclaró que el organismo "jamás le exigirá a Uruguay hacer tal reforma educativa o invertir tanto en infraestructura", y consideró que el país ya realizó buena parte de las transformaciones necesarias para alinearse a los estándares OCDE. "¿Es imposible? No. ¿Es difícil? Sí", sentenció acerca de la posibilidad que Uruguay logre ser miembro.

Acercarse a Argentina y presentarse como bloque
"Uruguay perdió una oportunidad única en el pasado reciente" de empezar el proceso hacia la membresía de la OCDE, cuando "comenzó a acercarse a la organización por el proceso de adecuación tributaria", sostiene el libro académico.

Actualmente, hay representantes del gobierno uruguayo en el Comité de Asuntos Fiscales y en el Centro de Desarrollo —grupos de trabjo técnico dentro de la OCDE—, pero nunca se formalizó la intención de ser miembro pleno pese a algunos comentarios en ese sentido que hizo hace unos meses el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori. El libro señala que "los actuales candidatos postulantes latinoamericanos (Perú y Argentina) aventajan a Uruguay como significant player (jugador significativo) en el contexto internacional, algo esencial para la OCDE". En ese escenario, plantea que "la forma política y diplomática más viable para Uruguay sería en este momento aproximarse al gobierno argentino y procurar establecer una estrategia conjunta y coordinada para aprovechar sinergias y presentarse como un bloque". Como ejemplo a tomar menciona la coordinación entre Chile (que ya es miembro pleno de la OCDE) y Colombia (que está en proceso de serlo). Oddone apoyó esta estrategia pero pidió elaborar "un plan b por el riesgo" de cambios políticos en Argentina.

Tres puntos de vista sobre la OCDE.
Gabriel Oddone | socio de CPA Ferrere

“Mi respuesta es sí a la OCDE porque me permite relacionarme con un conjunto de países que como soy chico no tengo tanto contacto comercial. También para ser parte de un club que nos ayude a negociar en este nuevo mundo que parece cada vez más cerrado comercialmente”, expresó.

Carlos Loaiza | director del Posgrado de Tributación Internacional de la UM

“Lo conocimos como un organismo frío que ponía reglas. Uruguay debe saber convivir con una organización que acumula el 80% del PIB mundial y el 70% del comercio. En un momento de vulnerabilidad de los organismos internacionales hace gala de su independencia técnica”.

Christian Daude | director de Investigaciones Socioeconómicas de CAF

“Los beneficios de la membresía (de la OCDE) no son tan fáciles de palpar y explicar como el grado inversor. La OCDE es como una ISO 9001, un certificado de políticas públicas de cierta calidad, que tiene beneficios para los países aunque eso sea díficil de cuantificar”.

Rol de Pharos
La publicación “Uruguay miembro de la OCDE: un camino al desarrollo” fue impulsada por el centro de análisis Pharos de la Academia Nacional de Economía. El trabajo lo encabezó el director del Posgrado de Tributación Internacional de la Universidad de Montevideo, Carlos Loaiza, con la colaboración de Gabriel Rizzo e Ignacio Munyo.